Martes, 4 de Marzo de 2014. 11:05 horas
Lo que no sabían es que, al ser ambos los dos principales sospechosos de la desaparición de Antonio, sus conversaciones eran grabadas por orden judicial y el contenido de las mismas ha sido decisivo para que las investigaciones de la Benemérita hayan llegado a buen puerto y hayan llevado al hallazgo del cadáver y a la detención de tío y sobrino como presuntos autores de la muerte del cazador jareño.
Una de esas conversaciones ha trascendido, publicada en un semanario local. Es la que les ofrecemos a continuación:
Rufino G.G..- Donde está enterrado, como no hay chaparrillos bajos y jaras, ahí no se mete nadie a mirar. Y luego, las hojas secas que echamos. Ahí ha crecido la hierba y todo; ahí no se mete ni Dios a mirar.
Flores A.G..- Está claro que no.
Rufino G.G..- Y el barro seguro que se ha hecho una pasta dura ya. Con todo el sol de la vega que ha dado y con la calorina se ha hecho una pasta. Porque estaba medio mojado el barro, ¿no?
Flores A.G..- Sí, estaba chispeando ese día.
Rufino G.G..- Está muy bien escondido. Vamos, que lo están pisando y no lo ven...
Flores A.G..- Seguro.
Rufino G.G..- Pero luego los abogados tienen muchas leyes, lo saben todo. Otra cosa es que ahí te cojan tu...
Flores A.G..- ¿Las huellas?
Rufino G.G..- Las huellas. Mientras no cojan las huellas no te van a tocar los cojones. Aunque le encuentren allí arriba, con toda la humedad que ha habido dentro del saco, todo eso no transpira, estaría buena que salieran las huellas. Ahí te digo yo que no sale nada.
Flores A.G..- ¿Y qué dice el periódico?
Rufino G.G..- Viene que encontraron el rifle del cazador.
Flores A.G..- Que no, hombre, que no. Que ahí no pueden encontrar eso. ¿Quién se va a meter allí?
Rufino G.G..- Está muy difícil que encuentren ese agujero tan pequeño.
Flores A.G..- Que no, que no.
Rufino G.G..- Pero si le hubieran encontrado habría huellas. Pero no creo que hayan cogido ninguna en claro. Pero es raro, porque no sé si lo cogimos con guantes...
Flores A.G..- Y las balas, igual.
Rufino G.G..- Pero las huellas no van a salir enteras. Y tienen que salir enteras, amigo. Si sólo sale un cachín de huella, eso no quiere decir nada.
Hasta aquí la conversación grabada a los dos detenidos en relación con la muerte violenta de Antonio Fernández Muñoz, exempleado de Bankia en Talavera y cazador avezado en las fincas de La Jara, que el día de su desaparición, el 30 de septiembre pasado, salió a disfrutar de su deporte favorito con Rufino G.G. y Flores A.G., tío y sobrino.
Tras la detención de ambos y sometidos al correspondiente interrogatorio, dieron las señas oportunas para que la Guardia Civil encontrara el cadáver de Antonio enterrado en un lugar de la finca Los Baños, en término municipal de Aldeanueva de Barbarroya, que los efectivos de la Benemérita habían peinado en distintas ocasiones durante las labores de búsqueda.
El cadáver presentaba al menos una herida en la parte posterior de la cabeza, que los investigadores han determinado que corresponde a un arma corta. Se da la circunstancia de que en las viviendas de ambos detenidos se encontraron una escopeta y una pistola, además de otras armas.