Contenido Recomendado
La empresa de Mark Zuckerberg requiere estar cerca
de ríos y acuíferos para disponer de agua para enfriar los equipos.
Maqueta del centro de datos de Meta. Fuente: Meta
Los conflictos por el agua no son algo nuevo en nuestro mundo, desgraciadamente. La usura de los poderosos y la manipulación climática han generado ya, desde hace décadas, que el suministro de agua no sea equitativo entre las poblaciones. Últimamente se ha estado centrando el discurso mediático en la falta de lluvias y en la posible escasez de agua que eso generaría en España. Lluvias que estuvieron retenidas durante semanas, en realidad, y que se empezaron a manifestar de nuevo a finales de mayo, cuando no había ciertos aviones circulando por nuestros cielos.
En Talavera de la Reina, Toledo, sin embargo, el discurso de la sequía no se ha considerado lo suficientemente importante como para detener el proyecto del centro de datos que Meta tiene previsto construir en el Polígono industrial de Torrehierro. Meta es la empresa de Mark Zuckerberg que engloba Instagram, Facebook y Whatsapp. (https://es.wikipedia.org/wiki/Meta_Platforms)
La parcela, de 125 hectáreas, contará con una potencia instalada de 248MW y dará cabida a los equipos necesarios para para la producción digital, el procesado y el almacenamiento de datos necesarios para el funcionamiento de dichas aplicaciones.
El proyecto obtuvo la Declaración de Interés Regional por acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, de fecha 7 de junio de 2022.
La Corporación municipal en bloque valoró de forma positiva la propuesta de Meta: una inyección de unos 1.000 millones de euros a la región y 250 empleos. Se supone que impulsará la economía de la ciudad y su comarca, y defienden desde el Ayuntamiento que en el proyecto se ha valorado el impacto medioambiental y la sostenibilidad de la zona.
Sin embargo, en la memoria de Meta se expone una demanda inicial de 200 millones de litros de agua, a los que habría que añadir otros 440 millones más al finalizar la construcción. En total, la cantidad prevista ascendería a un consumo de 660 millones de litros al año, en una zona en peligro de sequía.
Semejante volumen supondría un aumento del consumo en la cuenca del Tajo, a través del río Alberche, el más cercano a Talavera. El agua es necesaria no tanto para el consumo humano como, fundamentalmente, para enfriar los equipos informáticos. El consumo de aguas residuales podría alcanzar los 120 litros por segundo en el centro de datos y 33 litros por segundo en el resto de las instalaciones. La cantidad de equipos que contienen estos centros de datos, realizando miles de cálculos por segundo, generan muchísimo calor y necesitan también de una potente refrigeración. Por eso gigantes como Google o Meta buscan acuíferos o ríos para levantar estos centros de datos.
Meta y Google no muy bien recibidas
«Los granjeros necesitamos el agua, los datos no se pueden comer«, denunciaban en la localidad de Mesa, Arizona, en Estados Unidos, ante la construcción de uno de estos centros de datos.
Meta tiene otros centros de datos en Europa: en Luleå (Suecia), Clonee (Irlanda) y Odense (Dinamarca). Pero no en todos los sitios la instalación de centros de datos es tan bien recibida. Sus promesas son las de generar empleo o apoyar la transformación del tejido productivo, pero lo cierto es que estos centros de datos requieren muy poca mano de obra. La mayoría de los trabajadores hacen teletrabajo, y los que trabajan en el centro no disfrutan de unas condiciones laborales óptimas.
En Chile, en la región de Cerrillos, fue muy cuestionada la llegada de una delegación de Google. Solicitaban 169 litros de agua por segundo para enfriar sus servidores. Finalmente, la multinacional compró los derechos necesarios para su consumo.
En Uruguay, un tribunal exigió a las autoridades nacionales que ofreciera los datos sobre el futuro uso del agua de un proyecto de centro de datos también de Google.
En Irlanda, la empresa estatal de agua, Irish Water, ha instado a las tecnológicas a mejorar su tecnología para reducir el consumo y gasto de agua.
¿Tecnología a cambio de arruinar la ecología?
Las políticas cortoplacistas son el modus operandi de los representantes en España. Los errores se acumulan legislatura tras legislatura porque sólo se planifica a cuatro años vista, pero las consecuencias de las decisiones tomadas perduran mucho más en el tiempo.
“No voy a permitir que una sola empresa deje de establecerse en esta tierra porque le falte agua” Son palabras de Emiliano García-Page, presidente en funciones de Castilla La Mancha, que pone la tecnología por delante del abastecimiento de agua de su comunidad y de la protección de la flora y fauna.
El proyecto de Meta se encuentra a unos 1,2 kilómetros de la Zona de Especial Conservación Sierra de San Vicente y Valles del Tiétar y Alberche, así como de la Zona de Especial Protección de Aves del Valle del Tiétar y los embalses de Rosarito y Navalcán. Son áreas de importancia tanto para el águila imperial como para el buitre negro, así como para otras especies de aves y también están compuestas por una vegetación que requiere un alto grado de conservación.
Según la memoria del proyecto, «no se prevé» que cause impacto sobre las zonas protegidas, y se asegura que se están tomando medidas para «mejorar la integración» en estos entornos protegidos, a través de estudios de campo de avifauna y estado de la biodiversidad
El águila imperial está catalogada como en peligro, mientras que el buitre negro se considera vulnerable en los Catálogos Nacional y Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha.
Fuente: https://tunubesecamirio.com/
También la lluvia
Es el título que Icíar Bollaín puso a su película de 2011. En ella se denunciaba el conflicto por el agua que se produjo entre la población indígena de Cochabamba en Bolivia y el gobierno. La población con menos recursos apenas tenía acceso al agua, y aun así, el gobierno decidió privatizar el suministro declarando ilegal el poder tener agua por medios propios.
Es una situación real que se está dando en silencio en muchas poblaciones del mundo y que, si no tomamos medidas, podría empezar a suceder en nuestro entorno más cercano. Mientras, se vacían embalses y se destruyen presas. ¿Con qué objetivo?
El agua es un bien absolutamente necesario que la naturaleza nos regala y que compartimos con los animales y las plantas. Nos corresponde como humanos utilizarla con respeto y protegerla de la contaminación y la especulación.