Las autoridades sanitarias de Castilla-La Mancha han notificado al Ministerio de Sanidad la muerte de un profesor de 30 años de edad que ha sufrido trombos graves tras habérsele administrado la vacuna anti-COVID de AstraZeneca.
El fallecimiento se ha producido este lunes en el Complejo Hospitalario de la capital regional castellano-manchega, cuyo servicio de Medicina Intensiva notificó el pasado viernes a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, del Ministerio de Sanidad, una sospecha de reacción adversa registrada en un paciente ingresado en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del Hospital Virgen de la Salud de la capital toledana.
Según esa información, el viernes pasado ingresó en la UVI un paciente con fenómenos trombóticos muy graves, sospechosos de estar relacionados con la vacuna de AstraZeneca; se trataba de un docente de 30 años que daba clase en Toledo y que, según distintas fuentes, fue vacunado con AstraZeneca el pasado día 1 de este mes de abril, Jueves Santo.
MINUTO DE SILENCIO
El paciente en cuestión ha permanecido en estado muy grave en el servicio de Medicina Intensiva del Hospital Virgen de la Salud, donde finalmente falleció este lunes; para hoy, el centro educativo al que pertenecía ha convocado un minuto de silencio en su memoria.
Hay que recordar que la semana pasada la Comisión de Salud Pública, siguiendo con su trayectoria errática en lo que a la vacunación contra la COVID se refiere, un día después de decidir la suspensión de la administración de AstraZeneca a menores de 60 años y mayores de 65, resolvió que el amplio stock de dosis de la misma que ha adquirido el Gobierno español las reciban los ciudadanos de edades comprendidas entre los 60 y los 69 años.
INOCULACIÓN MASIVA
Antes de tomarse esa decisión, en nuestro país se inició la inoculación masiva a colectivos con vacunas de esta marca a mediados del mes de marzo, pero sólo a menores de 55 años porque se entendía entonces que hacerlo a los mayores de esa edad comportaba riesgos para la salud... Así se hizo con colectivos como Fuerzas de Seguridad del Estado, Bomberos, Policías Locales y docentes, al que pertenecía el profesor fallecido en Toledo.
El último informe sobre vacunas COVID-19, hecho público el pasado viernes por la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios, señala que el 0,18% de los vacunados con AstraZeneca han notificado haber sufrido algún efectos adversos, sobre todo fiebre, cefalea y dolor muscular, aunque -advierte- "los acontecimientos adversos que se notifican no significa que estén relacionados con la vacunación".