La segunda sesión del V Foro de Voces Eco-lógicas y Sociales -de la primera ya informamos en su momento- comenzó el 16 de noviembre analizando la actual situación bélica en territorio ucraniano. Dicho análisis estuvo a cargo de dos periodistas de fuste: Enrique Martínez de la Casa, Director del Centro Asociado de la UNED en Talavera, y Rafael Poch de Feliu, escritor que fue corresponsal de La Vanguardia en Rusia, China y Alemania durante décadas.
Participaron también un economista argentino doctorado en Lyon, Hugo Ferullo, y dos profesores de la UCLM: María Martínez Carmena, profesora de Derecho Internacional en Toledo y el firmante de estas líneas, profesor del área de Filosofía del Derecho.
En próximos artículos iré añadiendo los propios argumentos que no alcancé a exponer por ceder mi tiempo a los invitados; además, intentaré resumir sus principales argumentos, aunque quien quiera acceder a las conferencias completas podrá encontrarlas en el blog del Ateneo Rural “Paulo Freire”: https://urpf.wordpress.com.
Pactos incumplidos en el origen de la invasión rusa a Ucrania
Enrique Martínez realizó una cronología de promesas incumplidas por parte de EEUU y la OTAN a lo que quedó de la URSS y hoy heredó el régimen autocrático de Putin; destacando la falta de cumplimiento de los acuerdos de Helsinki.
Esto nos remonta al 1 de agosto de 1975, cuanto finalizó la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación europea, iniciada en 1973, en la que se consagraba la inviolabilidad de las fronteras europeas y se rechazaba el uso de la fuerza y toda injerencia extranjera en asuntos internos.
En el mismo sentido, Rafael Poch señaló como orígenes más recientes del conflicto el fin de la Guerra Fría, “que se cerró en falso” en 1989, y los Acuerdos de la OSCE de París 1990 en los que se planteó que “la seguridad europea no puede hacerse a costa de la seguridad de otros”.
Por su parte, María Martínez optó por remontarse al medioevo para buscar los orígenes del desencuentro entre Rusia y Occidente.
Las relaciones internacionales: realistas vs. idealistas
Martínez de la Casa también señaló dos orientaciones divergentes en derecho internacional: realistas serían quienes entienden que el escenario es conflictivo, que el mundo es peligroso y que se impone la ley del más fuerte. Frente a ellos, los idealistas apuestan por la prohibición de las guerras y la búsqueda de soluciones diplomáticas o negociadas a todo conflicto.
Ubicó entre los primeros al discurso del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad: Josep Borell. Luego preguntó al auditorio: ¿cuántas voces escucharon buscando la paz o la resolución del conflicto bélico? Sospechamos que el hecho de que no abunden quizá se deba a que se precisa más hombría de bien para estrechar unas manos o abrazar, que para empuñar un arma: prótesis de impotencia e irracionalidad.
Cabe cuestionar dos últimas tesis de este realismo: “el mundo es un lugar peligroso”, es un juicio contrafáctico o una profecía que genera las condiciones para autocumplirse. Ante tantos pactos no cumplidos, se explica, aunque no se justifica, que Rusia cancelara unilateralmente esta semana la reunión con EEUU sobre el control de armas nucleares. Y afirmar que en él rige la ley del más fuerte supone una involución hacia la ley de la selva, o al homo homini lupus hobbesiano, en las antípodas de los derechos humanos que se definen como la ley del más débil.
En otras palabras, tal como ya lo anticipamos en otros artículos, coincidimos plenamente en que existen dos orientaciones divergentes, aunque las denominamos de modo diferente. Es muy cierto que tales dos calificativos existen, aunque cabe la sospecha de que fueron propuestos desde los que se consideran realistas, pretendiendo así alcanzar un rango epistémico que no les corresponde, en desmedro de los idealistas que incurrirían en el optimismo de la voluntad, frente a aquel pesimismo de la razón, que decía Gramsci.
La opción entre realismo resignado y realismo esperanzado
El realismo político fue atribuido a Maquiavelo (quien enseñaba al Príncipe a mandar), y a Hobbes (quien enseñaba al Ciudadano a obedecer); en ambos casos, omitiendo lo que hoy llamamos derechos humanos, transparencia y participación democrática. Así, por ejemplo, decía Maquiavelo: “el príncipe prudente, que no quiere perderse, no puede ni debe cumplir con sus promesas…Ya me guardaría yo bien de dar tal precepto a los príncipes, si todos los hombres fuesen buenos; pero, como son malos y están siempre dispuestos a quebrantar su palabra”, también el gobernante debe quebrar su palabra cuando las circunstancias lo exijan.
El V Foro de Voces Eco-Lógicas y Sociales de Talavera regresa a la UCLM
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A esto proponemos denominarlo “realismo resignado”: Si todos son malos, el príncipe también debe serlo. Está en las antípodas del idealismo kantiano, para el que la ética debe imponerse categóricamente sobre toda acción política, ya sea la del gobernante o la del gobernado. Una síntesis entre ambas orientaciones la encontramos en el “realismo esperanzado” de Chesterton: que pretende ver la realidad con sus luces y sombras, apostando a que aquéllas puedan imponerse sobre éstas.
Podemos afirmar, en cambio, que el realismo resignado es tributario del “individualismo posesivo” angloamericano, cuyo primer referente es Hobbes, defensor de la soberanía como poder absoluto e ilimitado, que monopoliza todo poder político y parte del religioso para ponerlo al servicio del poder económico de turno. Consigue así pacificar la guerra de todos contra todos dentro de sus fronteras, a costa de proyectarla hacia afuera, en empresas colonizadoras expansionistas.
Del individualismo posesivo al personalismo comunicativo
El realismo esperanzado -que no es mero idealismo- se expresa en la teoría jurídico-política del “personal(eco-gent)ismo comunicativo” que tiene su origen en Francisco de Vitoria, creador del Derecho Internacional público -el que regula la relación entre Estados y pueblos (gentes, en latín). Comenzaba por distinguir entre Potestas Ecclesiae y Potestas Civili y proponía que todo ejercicio de poder estatal, incluso el del emperador Carlos V, hegemónico de entonces, estuviera regulado por el derecho de gentes.
Por ello, el jurista Luigi Ferrajoli destaca hoy la paradójica actualidad del pensamiento de Vitoria, quien al traducir el derecho de gentes como un ius communicationis y un derecho entre pueblos, prefiguraba lo que hoy denominamos derecho internacional de los derechos humanos; por el contrario, el mismo Ferrajoli califica al concepto hobbesiano de soberanía ilimitada como antijurídico, porque el Derecho propone límites y vínculos a todo tipo de acción pública o privada, para garantizar la convivencia pacífica.
Retornando al actual escenario internacional en el que la Unión Europea, por boca de sus líderes (incluyendo entre ellos al presidente Pedro Sánchez y sus ministros Albares y Grande Marlaska), han hecho propia la doctrina internacionalista angloamericana. Esta nació en lo que hoy es Reino Unido, Estado que, en coherencia con las ideas de Hobbes, se separó de la Europa ilustrada en 2020, aunque continúa en la OTAN y formó en 2021, junto a EEUU y Australia, una nueva organización “defensiva” en el Índico y el Pacífico: el AUKUS.
Por el contrario, quienes heredaron la doctrina internacionalista del Siglo de Oro, contemporánea a la apología del Quijote por la Paz, son los países de América Latina; como México, que propuso la creación de un Caucus integrando al Papa y al Primer Ministro de la India -el país más poblado actualmente- para encontrar vías de Paz. No se trataría sólo de una cuestión de justicia, como había planteado Habermas en el Congreso de Filosofía del Derecho de Granada en 2005; se trata de ser legales, de respetar el derecho internacional, o de “tomarlo en serio”.
La Internacional Socialista del realismo resignado
El Presidente español Pedro Sánchez ha sido elegido presidente de la Internacional Socialista, después de hacer de anfitrión y apoyar incondicionalmente a la OTAN y a los refugiados de Ucrania. Días antes, había entregado a los refugiados saharauis a Marruecos. Días después, negó que hubiera habido muertes -en el territorio español de Melilla el pasado 24 de junio- de personas sudanesas que huían del hambre y la destrucción de su país. Si esto no es un ejemplo paradigmático de discriminación y aporofobia, es posible que no entendamos lo que tales conceptos connotan.
En realidad, la llamada Internacional Socialista oculta una media verdad y una falsedad. La socialdemocracia renunció al análisis marxista en Suresnes en 1974, y los mayores logros sociales los ha conseguido hoy de fronteras hacia dentro, acaso por la capacidad negociadora de la vicepresidente Yolanda Díaz. Pero de fronteras hacia fuera, principalmente cuando se trata de África, se permite incumplir sus pactos.
No parece que pueda calificarse de internacionalista a partidos, incluso a sindicatos europeos, considerando que el Convenio Internacional para proteger los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familias, que entró en vigor en 2003, no fue ratificado por ningún país europeo ni de América del Norte, salvo México. El colonialismo continúa.
Regresando al escenario que nos ocupa en este Foro En-Clave de Paz, resulta preocupante la orientación adoptada por Joseph Borrell y Pedro Sánchez, a la que Martínez de la Casa califica de “realista”, y que nos hemos permitido identificar con el “individualismo posesivo” que hoy se traduce en “capitalismo salvaje” (Ferrajoli) y colonialismo (Sousa). Esa lectura maniquea del conflicto es incapaz de ver que la OTAN integrada por 29 países, 27 europeos a las órdenes de EEUU, ha incumplido los acuerdos de Helsinki en 1975, de finales de la Guerra Fría 1990 y los de Minsk 2015.
Claro, desde el realismo resignado, si todos los países incumplen sus acuerdos no será la potencia hegemónica y sus seguidores quien(es) los cumpla. Ya no están con nosotros Stefan Hessel o José Luis Sampedro para expresar su indignación ante tanta sumisión al modelo capital-colonialista. Desde el realismo y el respeto a los pueblos que siguen pidiendo que se cumplan resoluciones de la ONU para ser reconocidos como Estados (como los Palestinos, los Kurdos o los Saharauis), conociendo las sombras pero también las luces, exigimos, parafraseando a Miguel Hernández: ¡Dejadnos la esperanza!
Un momento de la intervención de Enrique Martínez de la Casa, periodista y director de la UNED Talavera, en el V Foro de Voces Eco-lógicas